samedi 28 novembre 2009

poco les faltaría a su marido y a su hija para volver a casa.


Lo stava giusto pensando ed ecco, il rumore della chiave che gira nella toppa, la colse impreparata: tesa e concentrata in quell'odore tutto particolare che le riempive le narici, in quella vicinanza fatta di incroci di braccia e gambe e corpi così totalizzante, così piena, così naturale nel suo movimento liquido, sapeva che doveva staccarsene in fretta, ma non voleva, non ora, non adesso, perché?perché dover fingere ancora, recitare la parte nella sua stessa vita?aveva quasi voglia di farsi scoprire, anche se sapeva bene che quell'armonia sorretta dal filo fragilissimo del non detto era fragile come una foglia nel vento d'autunno, e lei amava lasciarcisi trasportare, cullare, ma...quella non era la sua vita reale...o si?


chi era lei in fondo?


la porta si era aperta, passi dentro casa. Andrès chissà se se n'era accorto...chissà cos'avrebbe fatto se suo marito fosse entrato ora...le piaceva intrecciare e tessere fili di probabili storie...ma basta, questo era veramente giocare col fuoco. Con determinazione scostò Andrès, che non capiva, gli passò in fretta i vestiti, gli spiegò con lo sguardo.


Andrès non si agitava mai ma i suoi occhi ora erano tesi, piccoli e affilati come quelli di un cane sull'attenti..sembrava un uccello in gabbia, un animale braccato: solo, non sembrava aver paura, ma cercare rapidamente con lo sguardo le possibili vie di fuga, come se non avesse fatto altro nella sua breve vita che nascondersi, intrufolarsi e scappare.



tintinnio di chiavi appoggiate dentro il vaso. rumore di passi per le scale. battiti più veloci, esaltazione, euforia, paura. passi che si avvicinano alla porta, a quella porta, e l'aria diventa immobile e carica, come in un respiro collettivo trattenuto.



Suonano alla porta. i passi si allontanano per andare ad aprire. suonano ancora,bussano.

Encarni sente una brezza, non capisce perché, si gira: andrès non c'è più, finestra aperta, un biglietto per terra.

RESPIRA. non sa se di sollievo o dispiacere. si veste rapida, fa scivolare il biglietto nella tasca del grembiule, si guarda allo specchio, come per rientrare nel personaggio.
apre la porta decisa, scende con passo avvolgente e sicuro, ora é di nuovo moglie e madre, e chissà chi bussa così, a quest'ora! pronta a incrociare suo marito, sorriso lieve nei suoi confronti, poi faccia preoccupata verso l'uscio che si apre..

lundi 8 décembre 2008

Volvió la mirada hacia el clochard, pero ya no estaba.

Ignorando las aventuras de su hija, la madre de Laura apenas se había percatado del paso del tiempo. Los días se confundían con las noches en la última época del año, y en aquellas tardes en las que recibía la visita de Andrés prefería olvidar que en la latitud en la que ella vivía, las noches no eran de seis meses, pues sus escarceos amorosos serían mal vistos a la luz del día.
A su edad, echarse un amante resultaba de lo más entretenido para una ama de casa aburrida, una antigua reina de belleza que pudo irse a la capital a provar fortuna pero a quien un vientre de preñada retuvo en el pueblo. María Encarnación, Encarni, pasaba las horas apática, entre el ruido de la olla exprés y el del aspirador, dejando reposar su culo cada vez más flácido ante el televisor para engancharse a alguna telenovela sudamericana que le hacía suspirar con amores imposibles y argumentos intricados, que en realidad componian historias de lo más simples y predecibles.
Andrés no era del pueblo. Era un hombre de paso, como tantos otros. Para fortuna de tantos viajeros, aquel lugar no era más que un alto en el camino.
Para alguien que se detuviera un par de días, no dejaba de ser una estancia pintoresca. Vivir ahí era muy, muy distinto.
El primer encuentro de Encarni con Andrés había sido puramente casual. Fue una locura producto del calor de una terrosa tarde de Agosto y de la ausencia de su hija y su esposo.
Se encontraron aquella mañana en el mercado, apenas podía caminar con la bolsa del pan y las verduras, lo que más pesaba era la red con los dos kilos de patatas que ella compraba ahí porque eran de pueblo y sabían mejor.
Un hombre joven salió a su paso, a punto para evitar que los cebollines dieran un salto suicida del regazo de la mujer al suelo. La mujer agradeció el gesto y quedó complacida al observar el nerviosismo del gallardo chico, que paseaba su nerviosa mirada de don Juan inexperto, de sus ojos a sus pechos y de sus pechos al suelo para volver a hacer de modo inconsciente el mismo recorrido. Pensó orgullosa que aún era hermosa, aún tenía poderío.
Andrés la siguió hasta casa, hablaba poco y poco sabía del lugar ni de sus gentes. Ella apenas se daba cuenta, Encarni charlaba por los dos alegremente. Le invitó a pasar dejando las compras en la cocina, le sirvió un té helado que guardaba para sus dietas en la nevera pero que ella avivaba con un toquecito de menta y se retiró un momento.
Encarni se contempló largo y tendido en el espejo y sintió las urgencias de la carne, el apremio del calor, la añoranza de la aventura, el paso del tiempo y el fin de sus dones. Regresó a la cocina envuelta en una bata de seda y solo tuvo que dejarla caer.
Desde entonces, sus encuentros eran esporádicos. Nunca sabía cuándo Andrés iba a volver, ni a qué se dedicaba, pero le gustaba la exaltación que en ella producía esa brusca salida en su rutina.
Había tenido otros amantes, pero ninguno como Andrés. Solo él, mucho más joven, le daba la certeza de seguir siendo bella, de ser más mujer que nunca, de ser indómita, de tener la energía que sólo en juventud había tenido. Además Andrés le gustaba porque era sincero. Ambos disfrutaban de sus cuerpos y de su compañía pero nunca se dijeron un "te quiero" que hubiese estado harto vacío e insaboro.
No era muy romántico hacer el amor con un despertador marcando las ocho y media de la tarde pero en aquellas desaforadas tardes de invierno, ambos perdían la noción del tiempo y ya era bastante arriesgado reunirse hasta esa hora porque poco les faltaría a su marido y a su hija para volver a casa.

jeudi 27 novembre 2008

e bernardo è solo un insieme di lettere come tante altre, ora...
-"Ríes como si hiciese tanto que no lo haces que sólo puedes estallar de risa"- exclamó con sorna el clochard con su extraño acento de trotamundos, de todas y ninguna parte.
-"Sí, puede"- dijo ella pisandose la puntera de los pies y mirando al suelo pero sin perder la sonrisa, -"Encantada Adrián, siento lo de antes"-.
-"¡Yo sí que lo siento! ¿ahora cómo voy a tocar mi guitarra? sé que no lo has hecho a drede pero ¿cómo voy a mantenerme hasta llegar a Santiago?".
Laura puso los ojos como platos -"¿Qué ibas a Santiago?"- muchas veces había planeado ir hasta ahí con sus amigas pero nunca habían dado un paso más allá de los planes. La admiración por aquel hombre hizo que lo viese de otra manera, su rostro maltratado por la intemperie le pareció incluso interesante, -"Vaya, de verdad que lo siento"-.
-"Ya, ya, lo siento, lo siento- la imitó con tono de burla- eres un poco pesada ¿no? ¿acaso sabes tocar la guitarra tú?"- su dedo acusador con una enorme uña negra dio un golpe seco en su hombro al tiempo que pronunciaba con fuerza la última palabra.
Ella dudó -"So.. solo un poco"- luego sintió la urgencia de partir -"Mira tengo que irme Adrián, me esperan en casa y...".
-"Sí, podrían violarte, ¿sabes?" - la risa del clochard sonó maligna, cavernosa, y Laura pensó -"trágame tierra, ¿por qué no habré llamado a mi padre?"-.
-"Mira chica"- siguió el clochard -"mañana me encontrarás en cuanto salgas de casa".
-"¿Y cómo vas a saber dónde vivo? ¿piensas seguirme o qué?"- la sobervia de aquel hombre que no se tenía más que a sí mismo, a su guitarra y su talento le ponía nerviosa. No sabía si confiar en él o temerle. Lanzó una mirada furiosa a los balcones de los edificios cercanos siendo por una vez consciente de que se hallaba en el mundo, en un mundo lleno de ojos acostumbrados a la monotomía de un pueblo pequeño y hambrientos de visiones diferentes. Volvió la mirada hacia el clochard, pero ya no estaba.

mercredi 26 novembre 2008

De pronto oyó una voz, se giró para ver quién era.
'ehi! scusi, dico a lei!'...era il clochard di prima...
'le è caduto un guanto, tenga...' laura s'era quasi scordata d iaver i guanti in tasca!era ancora là un po' stupita un po' infreddolita a guardare il clochard, che nonostante tutto era ancora lì...
'che voglia vendicarsi per prima?' ma questo in realtà non lo pensava davvero...non sapeva bene perchè, ma quell'uomo non le faceva paura. beh magari un pochino si...ohi ohi si avvicina....allunga una mano...
'non ha mica un fazzoletto per cas...?' ma prima che riuscisse a finire di parlare scoppiò in un grande starnuto..ATCHOUUUUUUUMMM!!!
ma diciamo che, come può succedere più o meno a tutti (non lo so se a tutti, ma a me di sicuro si!!), il clochard non si riesce molto a controllare,e si ritrova la mano insomma...lascio immaginarvi come..e laura giù a ridere, ridere ridere come una scema, non credeva che oggi avrebbe potuto ridere, e invece non si teneva più...
il clochard, un po' contagiato dalla risata, ridacchia pure lui tra la barba incolta e, con nonchalance, porge la mano moccolosa: 'beh io comunque sono Adrian'...
laura con le lacrime agli occhi stringe senza pensarci la mano, faccia schifata e poi di nuovo a ridere di gusto, tutti e due...
e bernardo è solo un insieme di lettere come tante altre, ora...

mardi 25 novembre 2008

"¿Puedo hacer algo por tí?". Los ojos de Laura se llenaron de lágrimas y la música se transformó en “Le jours tristes”. El clochard la miró con indiferencia y se marchó.
Laura intentó mantener la calma, le temblaban las manos . Se miró alrededor, era noche cerrada. Vaya días…- pensó, y empezó a caminar a casa arrastrando los pies. En su mente pasaban como flash todos los momentos vividos con Bernardo y culminaban en el encontronazo con el clochard..
De pronto oyó una voz, se giró para ver quién era.

....l'aria le sembra ora frizzante, e non pensa più, quasi balla con la sua canzone in testa saltellando verso casa... y de pronto, un "ahí" lastimoso interrumpe el ritmo que llevaba, mira hacia abajo, un clochard le mira con odio. "Te he lastimado" le pregunta Laura, a lo que el joven sin techo exclama "¿Te crees la reina de la calle o qué coño te pasa? ¡si no me llego a echar encima de la caja de guitarra me machacas mi medio de vida! y ahora por querer salvarlo voy a tener que tocar con púa, mira como me has dejado la mano" y una mano roñosa, negra y áspera aparece a la altura de los ojos de Laura. "Lo siento", dice ella, cuando al fin se atreve a alzar la vista quedando frente a los ojos claros del desconocido, "¿Puedo hacer algo por tí?".

lundi 24 novembre 2008

No lograba entender porqué cuando creía que todo iba bien, todo se había esfumado, así, sin más.
pero que pesimismo, anda!!!elle se dit à soi-meme..sapeva bene che anche questo faceva parte del suo istinto melodrammatico...sapeva che alla fine questo era un momento, il momento della tristezza e delle parole cupe e della nostalgia, ma che tra poco avvrebbe riso sopra alle sue lacrime e alle nuvole nere dei suoi pensieri...
così inizio' a canticchiare una canzone che aveva per la testa da tutto il giorno, che non conosceva bene ma che era forte in lei, forse l'aveva trovata nei sogni quella notte o forse ascoltata per radio o chissà...
un contrabbasso che tiene il ritmo dei suoi pensieri e quest'aria di mistero e spy-story un po' fumettistica della musica...e la nebbia che sale non fa che aumentare questa ambientazione, e davvero non si stupirebbe se dall'angolo ora sbucasse un uomo in impermeabile bianco cappello nero e sigaretta in bocca e sguardo nostalgico con aria furtiva...
ora nella strada lucida del ritorno a casa, tra il buio che scende, le luci dei lampioni che si accendono e che fanno riflessi, il pensiero di bernardo si perde nella nebbia, e spunta un sorriso divertito e curioso all'angolo della sua bocca....l'aria le sembra ora frizzante, e non pensa più, quasi balla con la sua canzone in testa saltellando verso casa...